Si piensas que el Tai-Chi-Chuan es un ejercicio a medio camino entre el yoga y el pilates, deberías seguir leyendo.
Porque te sorprenderás al saber que el Tai-Chi-Chuan es, ante todo, un arte marcial.
Analicemos el nombre de esta disciplina. La traducción de Tai-Chi-Chuan es “boxeo último supremo” o “puño último supremo”.
Ni “gimnasia última suprema”, ni ballet supremo”...
Ni “yoga en movimiento” como se suele definir por ahí.
No es un producto “new age”.
El Tai-Chi-Chuan es un boxeo, un estilo de combate, que en su momento fue considerado lo mejor que existía. Los maestros de Tai-Chi-Chuan se hicieron famosos por ser prácticamente imbatibles y en el siglo XIX alcanzaron la cumbre de su fama.
¿Qué pasó entonces?
De aquel arte guerrero al actual, ¿qué se nos perdió?
Fueron muchas las decisiones que llevaron hasta este punto.
Algunas de estas decisiones fueron bien intencionadas, como el de ciertos maestros que deseaban popularizar y difundir el arte para acercar lo beneficios del mismo a las masas, reduciendo las exigencias del entrenamiento. Eso sí, “puertas adentro” siguieron practicando la forma tradicional y marcial como siempre. El problema es que eso cerró la puerta a aquellos quienes no les interesaba la versión “resumida” o “simplificada” del arte.
En el lado oscuro de esta historia tenemos los intereses políticos.
Los años de la revolución cultural de Mao fueron bastante negros para las artes marciales tradicionales. Se las consideraba supercherías, se las veía como amenazas. Se prohibían sus prácticas. Virtualmente fueron abolidas: no se podía enseñarlas en centros oficiales y se miraba con lupa a sus maestros.
Cada arte marcial tradicional posee una riquísima raíz cultural y filosófica que apunta a que el individuo crezca en todos los sentidos, desarrollando la capacidad de creación y el libre pensamiento. Nada que le convenga a ningún régimen totalitario.
Es así que el Tai-Chi-Chuan tuvo que deshacerse de la etiqueta “arte marcial” para no verse en problemas serios. La etiqueta de “para la salud” permitió a sus maestros y practicantes seguir adelante. Porque la salud está bien, es un aspecto lo suficientemente genérico y básico como para resistir la censura más recalcitrante.
Recién en los últimos años ha tenido más auge la práctica marcial del Tai-Chi-Chuan.
Cada vez más gente quiere la totalidad del arte.
Puede decirse que las artes marciales internas están otra vez de moda.
Nosotros preferimos pensar que la humanidad siempre acaba por volver a las raíces de los antiguos, grandes y nobles conocimientos.
¡Buena práctica!
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