Escuela Tigre Blanco (Pai-Hu) de las artes marciales internas de Wudang




La Escuela Internacional Pai-Hu de artes marciales chinas internas, quiere daros la bienvenida a su blog oficial.
Os invitamos a conocer el apasionante mundo de las artes marciales internas o neijia.
Desde aquí os daremos a conocer los orígenes, principios técnicos, base filosófica y actividades de nuestra escuela.
Por otro lado, deseábamos generar la posibilidad de estrechar vínculos con diferentes escuelas o artistas marciales,
ya que, como aprendimos de nuestros maestros, sólo crecemos cuando nos relacionamos.
De modo que, tanto si sois unos apasionados practicantes, como si simplemente queréis
ampliar vuestros conocimientos
(o incrementar los nuestros) considerad esta, vuestra casa.

sábado, 31 de agosto de 2013

XI Encuentro de Tai Chi Chuan 2013 en Madrid


Nuestra escuela estuvo representada en uno de los eventos más significativos en el ambiente marcial Español.
Tuvimos la oportunidad de conocer  a otras escuelas de forma directa y de intercambiar impresiones en un clima de total camaradería.

Desde aquí agradecemos a los organizadores y los felicitamos por el esfuerzo en mantener un evento que ya es un ícono.

Una reflexión sobre la maestría




La maestría en las artes marciales es un tema poco comprendido.



Al contrario de lo que pasa con otras actividades humanas, en el que obtener un dominio destacado significa exactamente eso (en la física, las matemáticas, la literatura, la mecánica, o lo que sea), el “título” de maestro en las artes marciales parece que confiere a su poseedor una especie de don sobrenatural que lo eleva sobre el resto de los mortales.



Este pensamiento es- a mi humilde modo de entender- altamente nocivo, predispone a aquellos que se acercan al maestro en cuestión a tener una actitud sumisa y en algunos casos, servil.



Hay demasiado mito, quizás alimentado por películas de calidad dudosa, en las que el maestro es una especie de semidiós de quien incluso un simple estornudo tiene un significado místico.



Necesitamos aclarar que es cierto que las artes marciales conducen de alguna manera a lo que algunas corrientes filosóficas llaman la iluminación. Pero, sin lugar a dudas, no todos los maestros alcanzaron esta estatura espiritual.

La mayoría eran grandes guerreros o luchadores, pero sus vidas personales estaban llenas de debilidades humanas y dolencias absolutamente terrenales...

Incluso los hubo que, en vez de destacarse como luchadores, lo hicieron por haber creado el basamento teórico de su arte, lo que es una herencia invaluable.



Así que el no haber alcanzado los límites de la conciencia búdica no afecta ni afectará para nada el mérito de ningún maestro como transmisor, creador de una escuela, guardián de un estilo o gran teórico. Una cosa no quita la otra.

Es necesario comprender que en las artes marciales, la sabiduría mística no es condición indispensable para alcanzar la categoría de maestro.

Son cosas mucho más tangibles como destreza técnica, capacidad de innovación, aporte de nuevos elementos, investigación, desarrollo de nuevos aspectos, etc.

Resumiendo, puede decirse que un maestro es alguien que aporta prestigio a su escuela y que es reconocido por el arduo trabajo que ha realizado en ella. La iluminación no entra en la ecuación, porque, entre otras cosas, es algo individual y la docencia es una tarea eminentemente grupal.

El maestro es alguien que ha demostrado no vivir para sí, sino para su enseñanza, su escuela, su estilo y sus alumnos.





Pero en occidente, quizás por tener una vida espiritual bastante alejada de nuestra cotidianidad, nos empecinamos en revestir al maestro de características dignas de un personaje de la Marvel Comics.

Necesitamos de cierto exotismo que nos saque de nuestras vidas llenas de estrés y monotonía.

Otro elemento muy humano interviene también. La necesidad de delegarle la responsabilidad a otro. Eso lo hacemos a nivel religioso, político, emocional... no es más que la vieja necesidad humana de ceder nuestra voluntad a alguien o algo que nos diga a dónde tenemos que ir, estamos deseosos de ponernos sobre un raíl sobre el que dejarnos llevar y no usar la cabeza.
La facilidad con la que caemos en las redes del consumismo es otro gran ejemplo. Todo lo que sea seguir una corriente parece tener una gran capacidad de seducción.



Esto da origen a alumnos ciegos, sin capacidad de análisis, con la inteligencia de una fotocopiadora y maestros, que, generalmente, sólo son maestros en extraer el dinero de los bolsillos de sus discípulos, los que en gran medida tienen la responsabilidad de ser embaucados ya que es su falta de profundidad y su imperiosa necesidad de creer en la primer paparrucha que les pongan delante lo que se lo pone tan fácil... como si un condenado a la decapitación se dibujara una línea punteada en el cuello.
El tipo de alumno que yo jamás desearía.

Está claro que todos somos posibles víctimas de un “estafador marcial”, de hecho yo mismo he mordido el anzuelo más de una vez...pero luego de un tiempo prudencial uno escupe la carnada en cuanto se ve que las cosas se caen por su propio peso. Todo depende de la experiencia que tengamos y de la capacidad histriónica del falso maestro.



Yo siempre insto a mis amigos, alumnos y discípulos a que usen sus mejores armas: la deducción y el análisis. Una cosa es respetar las enseñanzas y al docente que esta colaborando en tu crecimiento como artista marcial. Otra es que uno ponga el cerebro en “stand by” y acepte todo lo que le echan.
Un artista marcial debe tener una mente rápida.
Se supone que se esta entrenando para superar situaciones límite donde en un segundo debe evaluar qué hacer o no, ya que de eso puede depender su integridad física o la de un ser querido. Así que siempre los estimulo a que busquen información, que contrasten por ahi... La discusión educada no sólo está permitida, es vista con buenos ojos.

Conocer otras escuelas, otras técnicas, otros docentes siempre enriquece.
Los grandes maestros de la antigua China compartían información mucho más de lo que hoy hacemos, en los que parece que unos temen que le roben alguna técnica secreta y eso favorezca económicamente a su rival.
Porque hoy, desgraciadamente, todo se mide por el vil metal.


Conozco varios casos de “maestros” que prohíben que sus alumnos entren en contacto con otras enseñanzas. Esta actitud sectaria es el envoltorio del temor a que su rebaño abra los ojos y quiera salir por patas al darse cuenta que los han estafado.
La enseñanza es como una linterna, se basa en iluminar, no en ocultar. Nadie se compraría una linterna que arroje sombras...
Claro que también están los maestros que sabiendo mucho no lo sueltan. Más sombras.
Cada vez que he detectado oscurantismo en algún sitio lo he abandonado sin siquiera mirar atrás.
En serio, si alguien se atreve a prohibiros crecer o los mantiene atados con la ilusión de un conocimiento que nunca llega, dadle con la puerta en las narices. Esas tácticas son de gente poco evolucionada.



Como director de una escuela, sólo puedo intervenir en algún caso disciplinario grave que afecte la tradición, el honor o el funcionamiento normal de la instutución que han puesto a mi cargo. No poseo autoridad sobre la vida personal de nadie de la misma forma que no permito que nadie la tenga sobre la mía.

No solo no os dejéis atrapar por los que no saben, tampoco por los que saben y no comparten. El saber no habilita para enseñar, de nada sirven los títulos y los linajes si el docente en cuestión carece de la pedagogía o lo que es peor, la generosidad necesaria.Enseñar es compartir y algunos no se sienten cómodos compartiéndolo todo.
Buscad antes alguien que os enseñe bien que alguien que esté atiborrado de un conocimiento que nunca llegará a vosotros.


En las artes marciales chinas, las relaciones son equiparadas a las familiares.

Sifu , en chino maestro, es “padre que enseña”, el maestro de tu maestro es tu abuelo, etc. Hay primos, sobrinos, hermanos mayores, menores...

Tu sifu no es quién más sabe en el mundo. Tu sifu es, por decirlo de alguna manera, quien te ha traído al mundo en cuanto al arte marcial.

Si bien a veces por respeto llamamos maestro a figuras destacadas de otras escuelas, lo cierto es que sólo estamos “obligados” (por decirlo de alguna manera) a llamar maestro, concretamente decir "mi maestro" a quien nos ha educado e impulsado de forma más decidida, es decir, a aquel que en nuestro corazón sabemos que nos ha dado más que nadie.



Cuando uno se transforma en discípulo significa que nuestro maestro se hace cargo especialmente de nuestro avance. Es un honor y una responsabilidad compartida. No es una relación simplemente institucional. O no debería. El verdadero trabajo del maestro es cuando consigue tener un discúpulo. Va más alla de saber muchas técnicas. El sifu navega dentro de su hijo marcial, como el jardinero que cuida de su planta más preciada, asumiendo la responsabilida de cortar aquí y agregar allá.
Si alguien piensa que es fácil, que lo intente.



Hay niveles en todo. La maestría no escapa a esta regla. Hay maestros y grandes maestros. Hay quienes dominan una parte del arte y los que dominan muchas áreas.

Pero lo cierto es que nadie puede abarcarlo todo ni saberlo todo.

En lo que a mi respecta no me gusta que se use la denominación a la ligera, pero tampoco temo llamarle a quien considero un profesional en su arte, maestro.
Me gustaría que dejase de ser una palabra casi maldita.
Creo que la maldición viene del uso para vanagloriarse.
Un verdadero maestro siempre siente una ligera incomodidad cuando lo llaman "sifu", porque en el fondo sabe todo lo que le falta por alcanzar.
A mi me gusta darle un uso afectivo. Como a mi difunto maestro al que nunca llamé maestro en vida, ni hacía falta, pero hoy me gustaría tenerlo para decírselo con todo el cariño del mundo, sin que significasen tronos ni glorias, simplemente un reconocimiento por haber estado a mi lado.

Hay una gran diferencia en donde impacta la palabra "sifu". Puede que a algunos les dé de lleno en el ego y a otros nos de en el corazón. Algunos oirán "eres la leche, lo mejor de lo mejor" y otros oiremos "mi mentor, mi compañero y mi amigo".

Se muy bien, que muchos excelentes docentes no quieren ni acercarse a esta denominación por humildad legítima y por que lamentablemente ha sido muy manoseada. Pero unos cuantos se la merecen.

Personalmente creo que la maestría es asignada por alguien distinto a ti, es un reconocimiento que llega por diversos motivos y que no se obtiene en un aula o un examen. Es un proceso de la naturaleza y no puede ser envasado ni mucho menos comercializado.

Un concepto erróneo es creer que la maestría es la llegada a la cima de la escalera, cuando la verdad es que es la puerta para empezar a experimentar el arte con toda serenidad y aprender aun más intensamente.

Huid de aquellos que quieran que los sigan para que los colméis de halagos y quedáos con aquellos que quieren contagiaros el amor por su arte.
Como dijo un gran maestro: "no me sigas, si me imitas fracasarás, sigue mis enseñanzas y triunfarás"

lunes, 3 de junio de 2013

¿Cuando el Tai Chi de divorció del Chuan?


Cierto que los occidentales tenemos la costumbre de abreviar todo, a mi rara vez me dicen Fernando, es común que me digan Fer o Nando, casi podría decirse que la familiaridad nos pone algo perezosos y queremos ahorranos sonidos al hablar.



Así que no sería raro que el Tai Chi Chuan acabara llamándo se “Taichí” a secas por esos motivos.

De hecho esta abreviación está tan extendida que si uno le dice a alguien el nombre completo del arte, no sabe que le estás diciendo, cosa que a veces, confieso, me pone de los nervios.



Pero no fue asi, esto no empezó por abreviar, había otra intención.



Recuerdo hace muchos años, en las primeras clases que recibí de este noble arte, al preguntar sobre las aplicaciones marciales me contestaron (además de mirarme como un hereje) que me enseñaban la parte “medicinal-espiritual” o sea el “Taichi”y que si quería el Chuan ya podía irme a otro lado, cosa que al poco tiempo hice, porque a mi las cosas me gustan completas y para las descafeinadas...ni el café me gusta. Tengo el defecto de que busco siempre lo verdadero y lo intenso.



O sea que ya en el siglo pasado había una falsa categoría entre el Tai Chi y el Tai Chi Chuan.

Esto tuvo varias causas y no empezó en occidente, eso está claro.

Pero al menos en oriente, cuando luego de la persecución que soportaron los maestros de artes marciales en la China de Mao, se decidió popularizar este arte quitándole casi toda su sustancia, lo llamaban por el nombre completo.



En occidente, que somos algo más dedicados al márketing, en seguida formamos una categoría para el arte completo y el mutilado. Entonces el “niño malo” fue el Chuan, que, como el pobrecito se traduce como “puño” o “boxeo”, fácilmente lo asociaban a algo negativo, violento. Lo marcial no podía ser espiritual.

Actitud derivada de una visión santurrona y por demás superficial.



Pero el Tai Chi Chuan no es como esos muebles que se arman por módulos, según nuestras necesidades o caprichos.

El “Boxeo Ultimo Supremo” es una unidad compacta e indivisible. De la misma manera que en su filosofía marcial, si una parte del cuerpo se independiza todo el arte se va a traste, si le sacamos alguna pieza a un mecanismo tan complejo como el Tai Chi Chuan, lo arruinamos.

Para ser más exactos, no es Tai Chi Chuan, es otra cosa.



En algún momento ocurrió el divorcio entre el Tai Chi y su Chuan y fue cuando algunas personas, asombrosamente maestros, descubrieron la conveniencia y la facilidad de enseñar masivamente un arte desmembrado.

Por más que quisiéramos aceptar que esto ayudaba a las masas a mantener la salud, en lo personal creo que ha hecho más daño que beneficios, porque practicado de esta manera el Tai Chi Chuan apenas es mas beneficioso que una caminata intensa...al precio de enterrar todos los complejos mecanismos que implican la practica total.



Hay muchos estilos de Tai Chi Chuan, todos maravillosos, pero no hay uno medicinal, otro espiritual y otro marcial.

Hay uno solo y es medicinal, espiritual y tremenda y orgullosamente marcial.


jueves, 11 de abril de 2013

Empezaremos en CORUÑA


Artículo publicado en el Diario de Arteixo (febrero 2013)


Qué no es el “Tai Chi”?





Cada vez que una persona se me acerca para preguntarme “¿qué es el taichi?” – ya sea que está interesada en empezar a tomar clases, o por simple curiosidad–, de una forma u otra acabo respondiendo lo contrario, es decir, lo que no es el “taichi”.



Sucede que la gente tiene una información fragmentada, muchas veces mezclada con cosas que no tienen nada que ver con esta disciplina. – las malas películas han ayudado lo suyo a esto.

Aunque también es cierto que este arte está lleno de sutilezas y puede que nuestra mentalidad occidental encuentre ciertas dificultades a la hora de entenderlo correctamente.



Pero bien, en mi caso intento acabar con esa desinformación aclarando que el nombre no es Tai Chi, o taichí sino Tai Chi Chuan .



Tai Chi Chuan se puede traducir como “boxeo último supremo” o “puño de la realidad suprema”.



Quizás desde el punto de vista occidental no nos parezca importante, ya que tendemos a acortarle los nombres a casi todo, pero si en China dijéramos simplemente Tai Chi, no entenderían que nos referimos al arte marcial, sino a un concepto filosófico taoísta.

En este caso el nombre es relevante porque define la naturaleza de esta disciplina, que es, como podemos ver, absolutamente marcial, no es un arte floral, ni meditativo, ni artístico y los boxeadores de Tai Chi Chuan tenían fama de invencibles en la China del siglo XIX. Nadie le pone “boxeo último supremo” a una disciplina sin un buen motivo.



Las razones de porqué no se asocia popularmente al Tai Chi Chuan con un arte guerrera y sólo se conocen sus aspectos medicinales, es algo que despertado muchas controversias y pensamos discutirlo más adelante.

Como veis da para mucho el tema.



Luego de que más o menos se aclara lo del nombre, suelo encontrarme con un verdadero clásico. Estas preguntas deberían estar incluidas en cualquier curso de formación de docentes de Tai Chi Chuan, ¡no fallan nunca!:



¿Es como el yoga, verdad?

¿Se parece al pilates?

¿Hay que llevar esterilla?



La respuesta a las tres preguntas es no.



El Tai Chi Chuan no es “yoga en movimiento” (como intentan publicitarlo en algunos sitios)... vamos, ¡que no tiene nada que ver con el yoga!, que por otra parte no es sólo una disciplina física, el Hatha Yoga es uno de los siete yogas que forman este complejo sistema de desarrollo espiritual de origen hindú. Tampoco tiene nada que ver con el pilates, que es un sistema de ejercicios bastante exigente y técnico. Es cierto que el yoga y el pilates tienen en común algunos objetivos y métodos (de hecho el creador del sistema pilates usó principios del yoga), pero definitivamente son distintos a los del Tai Chi Chuan.

Por lo tanto la esterilla no hace falta, en el Tai Chi Chuan la cosa va de mantenerse firme para no caerse al suelo, la correcta verticalidad es la esencia de este arte.



No tengo paciencia para hacer algo tan lento, soy muy nervioso/a. Me voy a aburrir



No es aburrido, nunca vi a nadie aburrirse en una de mis clases. Y cuantos más nervios e inquietud mejor, mi experiencia dice que al final de la sesión el practicante sentirá un contraste mayor y una sensación de plenitud inesperada.



El Tai Chi Chuan es una caja de sorpresas.



Parte de la magia del Tai Chi Chuan se encuentra en que restablece las conexiones entre nuestro cerebro y nuestro cuerpo, en que aprendemos a respirar y poco a poco descubrimos lo que el poder de nuestra concentración puede lograr...

De esa manera el movimiento se convierte en algo totalmente distinto, ciertas combinaciones de giros, extensiones y cambios de balance resultan un pequeño desafío que acaba volviéndose adictivo, porque nuestro cuerpo se convierte en un laboratorio donde experimentamos algo a lo que casi nunca estamos acostumbrados: el control consciente.

Para ello la baja velocidad es ideal, se graba mejor en nuestro cerebro y además conseguimos corregir cada detalle, cosa que al hacerlo a gran velocidad se nos escaparía.

Cabe aclarar que hay también trabajos con velocidad, sólo que no suelen publicitarse.

Por otro lado los trabajos de empuje de manos o Tui Shou (ejercicios donde se simulan ciertas situaciones de combate), nos dan una gran sensibilidad corporal y nos enseñan a dominar la fuerza del contrario y a evitar que perdamos el equilibrio. Siempre he visto que los practicantes acaban con una sonrisa de oreja a oreja cuando consiguen que, sin tensión alguna, pueden rechazar la fuerza bruta que intenta desplazarlos. Parece magia a veces. Pero es pura física aplicada.

Es literalmente imposible aburrirse haciendo esto.



¿Esto es para gente muy mayor, no? Porque yo busco algo que me de mas “caña”.



No, este es un error común. ¡Es para todo el mundo!

Lo que pasa es que el Tai Chi Chuan tiene un impacto muy bajo y grandes beneficios para personas de edad avanzada o con patologías que restrinjan la movilidad. Pero eso de ninguna manera significa que no puedan aprovecharlo quienes están en su plenitud física. Es más, si se lo entrena debidamente puede llegar a ser uno de los ejercicios más intensos que se pueden practicar. Se considera que es la única disciplina que consigue mover la casi totalidad de los más de 600 músculos del cuerpo. Es fácilmente graduable según los objetivos o condición física.

En el aspecto menos conocido de este arte, que es la parte marcial, se entrena a fondo el poder corporal.



¿Es como una gimnasia china?



No, sólo se convierte en una gimnasia si lo despojamos de su parte marcial. El Tai Chi Chuan es una de las artes marciales más completas que existen, abarca el aprendizaje de la alineación articular, restablecimiento postural, fortalecimiento de los músculos, aumento de la elasticidad y el estiramiento, mejora del funcionamiento orgánico, descenso del estrés y la ansiedad, equilibrio espiritual y un potente y muy refinado medio de autodefensa.

Siendo como es, el arte marcial que trabaja con la física aplicada por excelencia, puede que se tarde algo más en dominar ciertas técnicas, pero una vez dominadas su contundencia es aplastante.









Es evidente la paradoja: el Tai Chi Chuan es una de las artes marciales más populares... y sin embargo, peor comprendidas en todo el mundo marcial.

Pero algo es seguro, eso se resuelve acercándose y probando.

Es una disciplina que da muchas respuestas, tanto a nivel corporal como al de nuestras emociones y pensamientos. Es una verdadero arte que nos ayuda a mejorar la obra más importante que jamás tendremos en nuestras manos: nuestra propia vida.

Buena práctica.



martes, 15 de enero de 2013

1er encuentro de Tai Chi y aa.mm. internas en A Coruña, 27 de enero de 2013

 
PROGRAMA
I Encuentro de Escuelas de Tai Chi y AAMM internas
11 HORAS

Presentación y calentamiento.
11:15 horas

Tai Chi Vietnamita

Qigong. Tabla para la salud
11:50 horas

Tuy Tuei (empuje de piernas)

Principios marciales de Tai Chi Chuan
12:25 horas

Qigong. Las ocho piezas de brocado

Tai Chi con abanico
13:00

Tuishu. Las dos energías Peng y Lu

Tai Chi Chuan
13:30 HORAS

Cierre de la actividad